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COMPRENDER LA DEPRESIÓN
- El Sendero Psicologia SL
- 11 mar 2022
- 4 Min. de lectura
“Estoy de bajón” “Estoy depre”
El termino depresión ha entrado en el lenguaje cotidiano de las personas y son bastante comunes frases como “estoy depre”, “estoy de bajón” con las cuales se quiere expresar un estado anímico alicaído caracterizado por tristeza y apatía.

Es bastante frecuente pasar a través de momentos nostálgicos a lo largo de la vida, sobre todo en relación con pequeñas frustraciones, decepciones, renuncias, pérdidas que dan lugar a estas emociones. Normalmente son momentos puntuales que se resuelven naturalmente. El problema viene, cuando este estado anímico se mantiene en el tiempo y la persona nota una creciente fatiga para enfrentar la vida. Suele manifestarse con dificultad en arrancar el día, sentimientos constantes de apatía, “no tengo ganas de nada”, pérdida de capacidad de disfrute de actividades normalmente agradables “no me apetecen”, una constante sensación de vacío interior y melancolía y, en algunos casos, pérdida de apetito, somnolencia diurna y recurrentes pensamientos negativos sobre uno mismo de diferente índole. Además, esta condición anímica suele ir acompañada de cierto aislamiento social porque la persona tiende a evitar relacionarse en cuanto el mundo parece “para otros” alejado, distinto y a veces incluso hostil.
¿Porque la gente se deprime? Dejando al margen el componente genético existente en esta condición, para contestar a esta pregunta es esencial relacionar la depresión con su emoción principal que es la tristeza. Nos ponemos tristes cuando perdemos algo o alguien. La pérdida no tiene por qué ser real: consideramos pérdida a todo lo que ha sido objeto de nuestro deseo / ilusión y no pudo ser (sueños, ideas sobre nosotros mismos, expectativas frente a relaciones, expectativas de vida). Entonces, en este sentido, se comprende la sensación de vacío típica de la depresión: “me siento como hueco” afirman los pacientes. El cerebro humano necesita un tiempo para asimilar la perdida y volver a encontrar un nuevo camino que haga recobrar el sentido, la ilusión y el deseo. Es muy normal que a consecuencia de una pérdida (real/imaginada) la persona deje de querer vincularse con la realidad. Esta retirada hace que el cerebro de la persona viva un significativo empobrecimiento en cuanto a estímulos que le lleva a enfermarse: el cerebro necesita estímulos nutritivos a su alrededor, sin ello, se va apagando. De hecho, el aumento de somnolencia, que muchas veces acompaña los estados depresivos, es el resultado de este bajón energético que vive el cerebro del paciente con depresión.

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